Las emociones y el cáncer – Jaque al Cáncer

Hoy quiero presentaros a Jaque al cáncer, un proyecto precioso que tiene como objetivo ayudar a personas con cáncer o a familiares o amigos que acompañan a personas con cáncer en el camino.

Cuando descubrí el blog de Jaque al Cáncer me enamoré a primera vista de él. Considero que toda la información que allí se comparte es sumamente útil para personas que necesitan ayuda en el proceso de tratamiento y superación del cáncer. Puesto que mi filosofía de vida y mi objetivo actualmente es el mismo que el de las dos maravillosas mujeres que están detrás de este proyecto, les dije que me encantaría colaborar con ellas y que escribiesen un artículo para mi blog. Les encantó la idea y así lo hicieron. ¡Aquí lo tenéis! 

Aquí estamos. Delante del ordenador. Ante un documento nuevo en blanco. Listo para ser cubierto de palabras que os hablen de la importancia que tienen las emociones en el cáncer y del gran papel que juega la actitud positiva en esta enfermedad.

Es el tema que la doctora Carlota Esteve de Miguel nos ha encomendado. Y no nos podíamos negar. Que alguien con su formación y sus conocimientos nos pida que escribamos un post para su web es un halago enorme para nosotras. ¡Hasta coloradas nos ponemos!

Veamos. ¿Por dónde empezar? Cuando nos diagnostican cáncer, el mundo hace CRACK. Todo a nuestro alrededor parece desplomarse y, normalmente, las primeras señales que llegan a nuestro cerebro son negativas, desoladoras, terribles… Nos solemos poner en el peor de los casos casi siempre. Es lógico y normal que a bote pronto reaccionemos así. Es un proceso por el que debemos pasar. Es una especie de duelo durante el cual debemos echar fuera todos los sentimientos que nos rondan en ese momento: rabia, angustia, tristeza, temor, ira, frustración… Para ello necesitaremos llorar, y quizás, también gritar. Tocaremos fondo emocionalmente hablando. Experimentaremos la sensación de estar temiblemente hundidos, sin ganas de nada, hasta que, llegará un punto en el que, como ya no podemos seguir bajando y nuestras lágrimas comenzarán a secarse, no nos quedará otro remedio que comenzar a subir. Y entonces empezaremos a recuperar poco a poco la normalidad. O, más bien, “la nueva normalidad”. Comenzaremos a ver rayos de sol en medio de esa tormenta. Cada día más rayos. Cada día con mayor intensidad…

En esa progresión, entrarán en juego muchos factores para que unos y otros continuemos evolucionando favorablemente -emocionalmente hablando- o no. El cómo nos sintamos físicamente es uno de esos factores. Pero también el cómo empecemos a afrontar la nueva etapa que tenemos por delante. Porque una enfermedad es una etapa. Una etapa como otra cualquiera, puñetera y poco agradable, ¡claro!, pero una etapa más del camino que nos ha tocado recorrer.

Pensemos esto… tal vez nos sirva de buen enfoque para trasladaros la idea: ¿a qué cuándo un niño no quiere comer le decimos qué cuánto antes coma, antes acabará o que, si no come, cenará lo que ha dejado o que si tarda mucho en acabar se le enfriará la comida y le gustará menos? Pues aquí sucede un poco lo mismo. Cuanto antes lo asumamos, antes “acabaremos” esa etapa de hundimiento y derrotamiento. Y cuanto antes lo hagamos, mejor, puesto que ese punto de inflexión para volver a subir antes llegará. Y esto es elemental porque al final, todo es una pescadilla que se muerde la cola y todo está relacionado:

Cuanto menos ánimo tenga, menos reacción física positiva recibiré de mi cuerpo. Cuanto más ánimo tenga, más capacidad para encontrarme bien físicamente tendré.

A unos les cuesta más ver que en esa actitud positiva se encuentra la clave de nuestra evolución a todos los niveles. A otros les cuesta menos. Ojalá y este post ayude a muchas personas, a las que lo necesitáis más y a las que lo necesitáis menos. A las que os ha tocado el papel protagonista y sois las enfermas; pero también a las que os ha tocado el papel secundario y sois los acompañantes. Porque los secundarios también necesitan llorar, tocar fondo y luego subir. Aquí todos jugamos. Aquí todos contamos.

Así que sí, es evidente que las emociones ante el diagnóstico de un cáncer se revuelven y cobran, si cabe, más importancia que nunca. Pero es igual de evidente que tener una actitud mínimamente positiva también es necesario. No nos vamos a curar porque sonriamos, o porque tengamos sentido del humor, ni porque nos levantemos de la cama con el ánimo mínimamente decente, claro que no. Pero es una papeleta más que sumamos a todas las papeletas que podemos cubrir para que quizás superemos la enfermedad. Y ese quizás lo vale todo. ¿Acaso no?

Algunos trucos que me pueden ayudar a comenzar a subir y a ver las cosas menos negras:

– Rodearme de gente que sume. A veces tenemos cerca personas que nos restan y nos quitan energía. Mucho mejor intentar estar cerca de personas que nos aporten algo.

– Comer de manera sana. Y, por supuesto, abandonar el azúcar. ¿Sabíais qué el azúcar, además de mil cosas más negativas, es un “engañabobos”? A priori, parece que nos levanta el ánimo. De hecho, hay una leyenda urbana bastante contundente en cuanto a esta idea. Cuando la realidad es totalmente inversa. Los 5 primeros minutos de ingerir algo muy azucarado nos sentiremos “mejor” pero luego la tortilla da la vuelta. En este artículo lo explican de maravilla: http://www.huffingtonpost.es/2017/08/02/por-muy-dulce-que-sea-el-azucar-nos-pone-tristes_a_23059462/

– Practicar ejercicio físico. No es un cuento chino. Cuanto más activo esté más ganas de hacer cosas tendré. Y una cosa, lleva a la otra. Más información sobre esto: https://jaquealcancer.com/2016/03/09/el-ejercico-fisico/

– Estar en contacto con la naturaleza. Dentro de nuestras circunstancias y de nuestra situación personal… Pero un paseo al aire libre siempre nos puede sentar bien y hará que cambiemos en muchas ocasiones la perspectiva con la que veíamos algo. Aquí os lo explicábamos con detalle: https://jaquealcancer.com/2017/03/09/el-contacto-con-la-naturaleza/

– Parece que esto es una moda y que los guays meditan, ¿verdad? Pues no. No va a ser una moda. Ya lo veréis. Y no, no es cosa de guays. Está probado científicamente que dedicar unos minutos al día a la meditación aporta un sinfín de beneficios a nuestra salud, tanto mental como física. ¿Alguna idea sobre cómo comenzar a entender y a practicar la meditación? Os dejamos una pista: https://jaquealcancer.com/2016/01/29/meditacion-video-tutorial-1/#more-1078

No nos enrollamos más. ¡Cuidad de vuestras emociones! ¡Trabajad la buena actitud! Y veréis como la cosa fluye mejor… Y hablamos, por experiencia propia 😉 como acompañantes. Recordad que, VIVIR ES INCREÍBLE.

Carlota, un millón de gracias por invitarnos. Ha sido un auténtico placer preparar este post. ¡Hasta pronto!

Comienza tu camino de sanación, tomando conciencia y atendiendo a tu cuerpo, mente, emociones y espíritu, como un todo.

Deja una respuesta