LA PIEL ES UNA ESPONJA
La piel es el órgano más grande del cuerpo y el más olvidado. La mayoría de personas no le dan importancia a lo que se ponen en su piel, pero en cambio sí se preocupan por lo que introducen en su cuerpo. En realidad ambas cosas son igual de importantes.
La piel junto con los pulmones, el hígado y los riñones, es uno de los órganos de depuración más importantes del cuerpo, ya que a través de la piel se eliminan una gran cantidad de sustancias tóxicas. Si estas sustancias no se eliminan del cuerpo, ya sea porque los órganos depurativos están saturados y no trabajan eficientemente, por estar el cuerpo demasiado intoxicado o porque no los estimulamos apropiadamente, se irán acumulando en nuestros tejidos y órganos, principalmente en el tejido graso, lo que además de favorecer el aumento de peso y la dificultad de perderlo, con el tiempo dará lugar a síntomas premonitorios de enfermedades más o menos graves.
A través de la piel absorbemos tanto alimentos como químicos tóxicos. Nuestra piel es como una esponja capaz de absorber todo tipo de nutrientes y de partículas del medio ambiente y de los cosméticos aplicados directamente sobre la misma. Los tóxicos pasan a nuestra sangre y de allí a las células, órganos y tejidos a través de los vasos sanguíneos que irrigan nuestra piel. Contrariamente a lo que la gente piensa, la piel no es una barrera impermeable a todas las sustancias y no tiene la capacidad de filtrar los ingredientes nocivos contenidos en los productos cosméticos que millones de mujeres se aplican cada día en todo el cuerpo: cabello, uñas y piel de la cara y cuerpo.
Intoxicación hepática
Muchos de los ingredientes en los cosméticos de hoy en día contienen metales pesados que se acumulan en nuestro hígado, impidiendo que éste haga sus funciones vitales correctamente. Un hígado intoxicado es igual a un cuerpo intoxicado y enfermo. En nuestro día a día, inevitablemente, respiramos, ingerimos y absorbemos a través de la piel múltiples químicos tóxicos que hay en el aire, en el agua y en la comida. Así pues todos tenemos el hígado lleno de tóxicos que se acumulan en forma de piedras (litiasis) hepáticas y biliares. A pesar de que estas litiasis pueden ser eliminadas mediante limpiezas hepáticas como la de Andreas Moritz de las que he hablado en múltiples ocasiones (visita el artículo de mi Blog), no queremos añadir más tóxicos de los que ya acumulamos a diario sin quererlo y sin poder evitarlo.
Aceites vegetales en la piel
Cada día hay más personas conscientes de la importancia del uso de cosméticos naturales para respetar nuestra salud y la del planeta Tierra. No obstante no es fácil encontrar cosméticos que sean 100% naturales, ecológicos y veganos. Yo misma, hace unos años, cuando me adentré en el mundo de la Medicina Ayurvédica me di cuenta de lo complicado que era encontrar cremas sin químicos tóxicos que estuvieran hechas exclusivamente con ingredientes de origen vegetal, sin conservantes sintéticos, sin aromas artificiales y sin ingredientes de relleno. Por ello decidí aplicar en mi piel exclusivamente aceites vegetales como el aceite de coco y el de sésamo para hidratar mi piel. Lo hice durante unos meses hasta que empecé a descubrir sus inconvenientes.
Existen múltiples aceites de origen vegetal que podemos aplicar en nuestra piel como el aceite de aguacate, macadamia, ricino, oliva, sésamo, coco etc. No obstante, no todos los aceites son para todas las pieles ni para todas las partes del cuerpo. Es importante conocer la naturaleza de estas grasas para entender su forma de actuar a nivel cutáneo y a nivel interno. En la Medicina Ayurvédica se utilizan mucho los aceites vegetales, principalmente el aceite de sésamo, aunque casi siempre se usan en combinación con determinadas plantas medicinales como por ejemplo el neem, una hierba amarga que se utiliza para tratar el exceso de pitta en el cuerpo y en la piel, como por ejemplo en casos de erupciones, eccemas o psoriasis. Esta hierba, en cambio no está indicada en personas con desequilibrios del dosha Vata, es decir personas con tendencia a tener la piel y el cabello más bien seco, de personalidad nerviosa o que suelen tener estreñimiento. Por eso es importante saber qué nos estamos poniendo en la piel, aunque se trate de un producto 100% natural como un simple aceite vegetal.
Hemos visto que no todos los tipos de aceites aplicados en la piel van bien para todo el mundo, pero es que además, la mayoría de personas no absorben completamente los aceites vegetales, ya que la capa lipídica de la epidermis no tolera tanta cantidad de grasa de golpe. En la mayoría de casos se absorbe una parte del aceite y el resto queda en la superfície, tapando los poros de la piel e impidiendo que esta respire correctamente.
Otro inconveniente de la absorción parcial de los aceites a nivel cutáneo, es que la ropa acaba por atrapar los restos de aceite en la piel y con el tiempo adquieren un olor a aceite rancio muy desagradable y difícil de quitar.
En conclusión podríamos decir que los aceites vegetales aplicados en la piel y el pelo son perfectos como uso terapéutico, para hacer masajes ayurvédicos tipo abhyanga o terapias de oleación como shirodhara o pizhicil, pero no deberían de usarse solos en la piel o el pelo como forma de hidratación.
Cosmética natural vegana
Cosméticos etiquetados como naturales, veganos y/o ecológicos hay cientos de miles. No obstante, la mayoría no son ni tan naturales, ni tan veganos ni tan ecológicos como dicen sus etiquetas. Si te fijas en los ingredientes verás que la mayoría de los cosméticos con certificados bio y naturales contienen una cantidad mínima de ingredientes vegetales y procedentes de agricultura ecológica. Muchos de estos cosméticos que se venden como naturales contienen parabenos, siliconas, nanopartículas derivadas del petróleo, ingredientes transgénicos, productos de origen animal, colorantes y aromas sintéticos, etc. Así que no deberíamos fiarnos de lo que nos dicen las etiquetas y mucho menos de los certificados de calidad en ellas.
¿Cómo saber entonces si lo que publicitan las marcas de cosmética natural es cierto? Bien, en primer lugar debes fijarte en los ingredientes: si son ingredientes tóxicos perjudiciales para nuestra salud o por el contrario son de origen 100% vegetal y ecológicos con propiedades beneficiosas para nuestro organismo. En segundo lugar deberías conocer la trayectoria, la filosofía y los valores de la empresa, pues no todas son fieles a sus principios.
Mi experiencia, después de haber vivido en EE.UU y haber utilizados muchas marcas de champús y cremas supuestamente naturales, desde que hice mi cambio de alimentación y estilo de vida, hace ya 9 años, me ha llevado a la conclusión de que es súper difícil encontrar marcas que sean coherentes con lo que promueven a la hora de fabricar sus productos. La mayoría de ellas dan prioridad a que sus productos sean asequibles para todos los bolsillos; prefieren que tengan una textura y olor agradables, aunque para ello tengan que usar perfumes artificiales y siliconas sintéticas y también le dan importancia a la larga vida de los cosméticos, es decir no quieren que caduquen a los pocos meses. Para ello suelen añadir conservantes no naturales que afectan la calidad del producto y por supuesto nuestra salud.
¿Cosmética casera?
Después de probar decenas de productos «naturales no-naturales» desistí en mi búsqueda y empecé a hacer mis propios cosméticos en casa. Tengo que decir, que aunque sé de muchas personas a las que les funcionan dichos cosméticos, a mi personalmente nunca me fueron bien. Probé pastas de dientes caseras hechas con carbón activado, bicarbonato, menta y aceite de coco, hice también mi propio champú con algas, acondicionador con vinagre de manzana, mascarillas de pelo y faciales con aguacate, cremas corporales con aceites de coco y sésamo… Pero lo cierto es que ninguno de estos productos me proporcionó el resultado que esperaba y no solo eso, sino que desperdicié un montón de productos y dinero porque se me estropearon enseguida y tuve que tirarlos a los pocos días. Aunque me empeñé en mejorar las fórmulas, no conseguí encontrar una textura y un olor agradable que me enamorasen. Así que después de mucho tiempo y dinero invertido desistí en mi intento de crear mi propia cosmética casera para uso personal. Fue entonces cuando mi amiga Montse llegó como un ángel del cielo a presentarme los que a día de hoy son mis cosméticos naturales favoritos y en los que confío 100%.
¿Qué cosméticos naturales uso yo actualmente y cuáles recomiendo a mis pacientes?
Aposté todas mis cartas en Ringana, una pequeña empresa austriaca familiar de grandes valores que concuerda totalmente con mi forma de pensar y vivir. Por ser una empresa súper solidaria, sostenible y ética que me enamoró desde el minuto 0, decidí llenar el baño de sus productos cosméticos. No utilizo ningún producto que no sea de Ringana, pues a día de hoy no he encontrado nada más natural, vegano, ecológico, biosostenible y ético en el mercado.
Después de una larga búsqueda, por fin encontré lo que andaba buscando: cosméticos que contengan exclusivamente ingredientes de la madre Tierra, con 100% principios activos de plantas, es decir sin ingredientes de relleno, sin conservantes ni colorantes artificiales y sin aromas químicos, que en mi opinión están de más, no solo porque tienen efectos muy perjudiciales sobre nuestro sistema hormonal e inmune sino porque son totalmente innecesarios cuando el producto contiene aromas naturales de flores, hierbas silvestres, nueces, etc.
¿Cómo adquirir estos productos?
Puedes visitar mi tienda online de Ringana y adquirir allí los productos. Si lo deseas puedes rellenar este formulario para recibir un cupón de 5€ de descuento en tu primera compra y para recibir mi asesoramiento personalizado gratuito sobre cualquier producto de la tienda.
Estos productos solo se venden online, ya que al ser súper frescos, es decir al no tener conservantes, no pueden estar expuestos en una estantería durante mucho tiempo.
Si tienes cualquier duda o necesitas recomendación puedes contactar conmigo.
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